Por JAC
El Carnaval de Tizimín, una fiesta que debería ser un reflejo de la identidad y la unidad de su gente, se ha convertido en un escenario donde las promesas vacías, los intereses particulares y las traiciones son el pan de cada día. Detrás de la música, los colores y la alegría superficial, se esconden historias de lambisconería y deslealtad que la comunidad no puede ignorar.

El caso de Gasca Vlogs, el pseudo influencer local, es un ejemplo claro de cómo los lambiscones y salameros terminan recibiendo una patada en el trasero. Zapote, en su momento, lo promocionó como futuro rey del Carnaval de Tizimín, no por méritos propios, sino con la intención de aprovechar su popularidad en redes sociales para ganar seguidores y proyectarse políticamente. Gasca Vlogs, creyendo en las promesas de Zapote, se sumó a su círculo, defendiéndolo incluso en el polémico caso del perro lazado durante la feria de Tizimín, donde Zapote fue acusado de permitir el maltrato animal. Sin embargo, esa lealtad no fue recíproca. Ahora, cuando se habla del Carnaval 2025, Zapote ha decidido tachar a Gasca Vlogs como rey, dándole una patada en el trasero y dejándolo fuera de la contienda. dejando ver zapote que el que manda es el y Gasca vlogs solo tiene que enrollar su cola, y que la cruda realidad de que, en la política local, los intereses personales siempre están por encima de las relaciones.

Pero la historia de Gasca Vlogs es solo la una muestra de la lambisconería que al final es mal pagada. El Carnaval de Tizimín, lejos de ser una fiesta inclusiva, ha dejado al descubierto una serie de decisiones cuestionables. La prometida comparsa LGBT, que se anunció con bombo y platillo, nunca llegó a materializarse. En su lugar, se ha recurrido a figuras de localidades vecinas como Buctzotz para encontrar una reina, lo que plantea serias dudas sobre la capacidad de Tizimín para representarse a sí mismo. Mientras tanto, líderes como Luis Santiago o “el Chino” brillan por su ausencia, dejando claro que solo un círculo selecto tiene voz y voto en estas decisiones.

El dinero, como era de esperarse, juega un papel central en esta historia. Las críticas apuntan directamente a Luis Santiago, a quien se acusa de manejar los hilos financieros del evento. Adrián Quiroz, quien en su momento prometió poner al pueblo primero, ahora enfrenta acusaciones de haber incumplido sus promesas. Sus palabras, “primero el pueblo y después el pueblo”, suenan hoy a una burla para quienes confiaron en él. La pregunta que todos se hacen es clara: ¿cuánto costará realmente este carnaval y quién se está beneficiando de estos gastos?

La elección de los reyes y reinas del carnaval tampoco escapa a la polémica. El rey infantil es hijo de los reyes Aguiñaga, la reina es sobrina de Elberth Sánchez, y el rey del carnaval ni siquiera vive en Tizimín, sino que es hijo del doctor López. Estas elecciones, lejos de ser una representación auténtica de la comunidad, parecen estar influenciadas por conexiones familiares y sociales, dejando fuera a la mayoría de la población. El nepotismo y el favoritismo son, lamentablemente, los verdaderos reyes de esta fiesta.
el Carnaval de Tizimín se ha convertido en un espejo de las desigualdades, las traiciones y los intereses particulares que dominan la política local. Las promesas vacías, la falta de transparencia y la lambisconería son solo algunos de los problemas que deben ser abordados si se quiere rescatar el verdadero espíritu de esta celebración. Mientras tanto, la comunidad sigue esperando respuestas y acciones concretas de sus líderes, quienes, al parecer, están más ocupados en cuidar sus propios intereses que en servir a quienes los eligieron. Y para los lambiscones como Gasca Vlogs, la lección es clara: en Tizimín, la lealtad no se paga con gratitud, sino con una patada en el trasero.
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