ancún, Quintana Roo – La administración de Amílcar Galaviz Aguilar al frente de la Cruz Roja Mexicana Delegación Cancún se ha convertido en un escándalo que mancha el legado de una institución venerada por su labor humanitaria. Denuncias en redes sociales exponen un panorama de prepotencia, corrupción y negligencia que no puede ser ignorado: desde el abuso laboral hasta el manejo turbio de millones en donaciones, Investigando en el Registro Público de Instituciones y ante la SEyC del Estado de Quintana Roo no pudimos localizar el RVOE con el nombre de Licenciatura en Urgencias Médicas Prehospitalarias (LUMP) RVOE 201667LUMPlo que hace pensar que no pudieron renovar dicho RVOE y hasta la posible pérdida del Registro de Validez Oficial de Estudios (RVOE) de la Universidad de la Cruz Roja, su proyecto estrella. Este no es un rumor pasajero; es una crisis que exige rendición de cuentas inmediata.

El caso de María Silvia “Chivis”, una enfermera con 30 años de servicio, encarna la bajeza de esta gestión: privada de su jubilación tras padecer Alzheimer, su vulnerabilidad fue explotada para pisotear sus derechos. Liquidaciones de 5 pesos a voluntarios, un ambiente laboral que expulsa a quienes sostienen la institución y acusaciones de haberse ostentado falsamente como “ingeniero” antes de ser Licenciado en Derecho pintan a Galaviz como un líder que antepone su ego a la misión de salvar vidas. Mientras, las finanzas de la delegación, que maneja recursos vitales para atender un aumento del 450% en emergencias por violencia en 2025, permanecen en una nebulosa que apesta a desvíos y favoritismos.

Galaviz, tras más de una década en el cargo, ha tenido tiempo de sobra para construir una administración transparente y sólida. En cambio, entrega excusas: en 2019 culpó a la competencia privada por la caída de servicios, pero no explica cómo una institución en crisis interna sigue operando sin auditorías ni respuestas. Su silencio ante las acusaciones, pese a los intentos de este medio por contactarlo, es una confesión tácita de su incapacidad o, peor aún, de su complicidad. La Cruz Roja Cancún, que depende de la fe ciudadana, se desmorona bajo el peso de su indiferencia.

Las autoridades de Quintana Roo y la Cruz Roja nacional han fallado estrepitosamente al permitir que este desastre se prolongue. No hay investigaciones formales, no hay auditorías, no hay justicia para “Chivis” ni para los voluntarios desplazados. Esto no es solo negligencia institucional; es una traición política a los cancunenses que confían en la Cruz Roja para sobrevivir en una ciudad golpeada por la violencia. Galaviz no solo ha dañado a una organización; ha puesto en jaque la seguridad de miles que dependen de ella. Su gestión es un monumento al cinismo, y su permanencia, una burla a la decencia.
Es inadmisible que una figura como Galaviz siga al mando mientras las ambulancias luchan por operar entre las ruinas de su legado. Las autoridades deben actuar ya: destituirlo, auditar cada peso y garantizar que la Cruz Roja recupere su esencia. No hay espacio para tibiezas ni para silencios
cómplices. Cancún merece una institución que salve vidas, no que las traicione.
Continuara.. con testimonios de ex trabajadores de Cruz Roja, que sus directivos han abusado de estas personas, Galaviz y Maribel “Acuario”
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